Emerges

Emerges entre temblores sobre fondo carmesí, embriagado por el rocío espeso del amanecer. Creces emitiendo suaves murmullos que despiertan al silencio. Déjame resbalar por la humedad creciente de tu lecho, para después volver a escalar las lunas de tu cuerpo.

Voz

Deseo escuchar la voz de tu lengua,

la que habla con el tacto y no sabe de palabras,

notar en mis oídos su sabor y disfrutar de ella.

Cordón umbilical

que me anuda a tu cuerpo,

confundiendo mis límites con los tuyos,

y me viste con la fragilidad

de tu hermosa piel de papel.

Suceso

Pero algo sucedió de golpe.
Nació una aborrecencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Antonin Artaud

Invención

Me asomo a mis ojos y dejo que mis manos me reinventen. Afloran a mis dedos los metales: el cobre, el hierro, dibujo con ellos. Retrato mi identidad copiada desde dentro.

Identidad

Siento que el viento mueve con desasosiego mis cabellos hasta enmarañarlos, siento que de mi piel se desprende otra piel, para dejar al descubierto mi húmeda desnudez blanca . Exhibo sin pudor los trozos desordenados de mi ser, que paradójicamente configuran ahora un orden armonioso gracias al negro abismo que los envuelve. Un instante es suficiente para desencadenar la explosión, después la piel vuelve a la piel, todo se recompone, hasta el negro desaparece y vuelve a sonar tu nombre: cebolla.

Abismos paralelos

Prendidos en el abismo, danzando sin gravedad, sintiendo que cualquier movimiento es posible. Atraídos por el negro que comparten, que acorta el espacio que los separa, confundiéndoles, porque las esferas transparentes que los envuelven van girando en planos, irremediablemente paralelos.

Alas azules

Quiero al estirar los dedos de mis manos que de mis nudillos salgan alas, como las de las libélulas azules. Se que entre los pliegues de su piel se esconde el secreto, por eso cuando mi respiración se acerca y los acaricia desprenden un olor que no me habla de tierra, sino de cielo. Solo tengo que abrir los puños tan llenos de nada, para dejarlas que vuelen…

Eclosión

Del verde encendido surge de nuevo la tupida tela de araña tejiendo la espiral y en el centro, como siempre, el rojo. El rojo empapado que late todavía, escupiendo sutilmente el rastro blanco que dejó la eclosión del despertar.

Mirame

Te miro y sabes lo que quiero. Ve más allá de los espejos, dejaste demasiadas huellas que empañaron el cristal y ahora te impiden asomarte de nuevo. Tus manos son ahora tus ojos y las esferas que moldeas con tus palmas, un nuevo universo. No temas a la oscuridad, solo es una débil línea para que tus manos vean.

El lado fuxia

Camina por el lado fuxia y sigue el recorrido de los lunares de mi cuerpo. Que tu vientre no tenga otro suelo por el que deslizarse que mi piel. Al final del túnel, no hay nada más…solo conseguirás salir volando si la fusión es perfecta. Entonces podrás continuar tu viaje por el cielo y yo seré el paracaídas con el que aterrices en las noches cálidas y una vez en la tierra, volveré a ser la crisálida que te envuelva y te proteja del rocío de la mañana.

Pica

Pica mis entresijos verdes con la fuerza del huracán, acaricia mis nervios que se tensan ahora con el calor de tu presencia. Cuando me hayas recorrido entera, cuando no quede nada en mí que no tenga tus huellas, me cerraré suavemente y te apresaré conmigo. Seré entonces tu morada y vivirás en mi, tu respiración me dará el aire que necesito y tus ojos serán mis ventanas. Nadie podrá adivinar que en lo más profundo de mi ser late ahora un corazón.

La señal

Sólo hay que dejar abiertas las puertas a los sentidos y seguir el camino a Itaca, sin prisas, porque una señal es suficiente, la brújula perfecta.